martes, 2 de julio de 2013

Una tarde de ensayos...

 Era un sábado como cualquier otro, nublado y frío en la ciudad neuquina, cerca de las 16:30 comenzamos a caminar hacia el Espacio Move, para reunirnos con las chicas de Danza del Vientre Creativa y acompañarlas durante su ensayo. Las calles estaban desiertas, la capital aún descansaba.

Cuando finalmente llegamos a destino, nos encontramos con un pequeño pero acogedor ambiente de madera, decorado con imágenes de diferentes danzas. Al subir al segundo piso, un sonido bastante peculiar nos daba la bienvenida, se oían las monedas moviéndose al compás del derbake. Era la profesora, Leticia Carballo, bailando una percusión interpretada por Nadima Drube.

Nos acomodamos en un rincón del salón y esperamos la llegada de las alumnas. Ya eran casi las 5 de la tarde, cuando comenzó la esperada clase como todos los sábados, pero esta vez era un ensayo diferente, se podían sentir en el ambiente los nervios y la adrenalina previos a la primera presentación del año.

Las chicas comenzaron a tomar sus posiciones y la música fue lentamente tomando protagonismo. La sala se convirtió en un arcoíris de abanicos que se movían por el aire al ritmo de la música. A través de las risas y miradas se podía ver el espíritu de compañerismo presente entre las alumnas. A la vez que transmitían un sentimiento de pasión y alegría en lo que estaban haciendo.
Luego de una incesante hora de ensayo, con correcciones y perfeccionamientos, acompañamos a las chicas a ver las instalaciones de Arpillera Cultural, a unos pocos metros del estudio, donde el sábado siguiente se realizaría la presentación “Danzando La Poesía”.

Al ser un lugar tan pequeño el show debía realizarse entre las mesas del público, por lo tanto las chicas debieron verificar las posiciones de acuerdo al espacio disponible, para que el espectáculo no tenga inconvenientes.

Aunque con algunos traspiés finalmente pudieron organizarse y comenzar a ensayar. Una voz de mujer hacía una narración inicial, luego iba progresivamente apareciendo la música mientras las alumnas tomaban sus posiciones.

Así, sin darnos cuenta el día se había hecho noche y ya era hora de partir. Nos despedimos de las chicas amigablemente hasta nuestro próximo encuentro, que sería el siguiente sábado.

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